el arpista 1

El domingo los ommnibus no cumplen la carrera completa, se llenan de putos barristas con terokal. no tienen ni bolsillos que llenar, no conocen el sabor de la cerveza, sólo una especie de aguardiente hecho con gasolina. sus traseros tienen una linea negra que desaparece poquito a poquito en el trayecto desde sus cuevas al espacio sideral, dura como cinco horas. generalmente las cuevas estan en las zonas aisladas de la ciudad. la ciudad, es un decir, donde sólo hay cuadriculas de tierra llenas de cemento y ladrillos rojos, cocinadas con el vapor axilar de los obreros. en la ciudad hay agentes de seguridad que fuman porros que compran en la playa, tambien hay golosinas que se llevan a los bolsillos y que reparten por ahí a los mandriles que les ponen los dientes. los mandriles tienen que pagar primero para que los gorilas puedan dejar encendida la tubería. en el concierto de mugrosas lenguas hay un sabor a menta que crece en el jardín trasero, que se riega de orines de perros zarnosos y deyecciones de gatos techeros. la menta es de color verde y tiene un olor de coral, como que ha sigo castigado a la oscuridad. las cuevas están llenas de polvo amarillo para matar ratas, riegan los linderos sólo los domingos en que van a tomar el bus, con piel muerta en agua grasosa. es el único día en que el arpista no sale de casa.
el juez que pidió la orden de dentensión no sabe que los domingos los mandriles salen, no sabe que las cuevas huelen a terokal, tampoco sabe que los orines alimentan las mentas. no sabe que las casas se quemasn, los hombres duermen con mujeres, las mujeres se atan las piernas a los lados de la cama y graban su voz en una automática. no saben que los arpistas siguen a la banda al final, llegan tarde y los contratan por evento, toman cerveza y no hablan nada.
Agucho, el arpista, no era mandril, no vivia en las cuevas. el tenía un arpa de un arbol de palta, dos ramas unidas en un delgado tronco que simulan los borden del arpa gigante, pesaba tanto como su cuerpo. era de dudar si Agucho crecería. pero Agucho creció y se metió a la ciudad por la cantera. se le conoció así desde los quince.

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