Dreams (fragmento)

el camino de arena era sinuoso, una ciénaga nos esperaba al final, con una bandada de aves que daba vuelta sobre nuestras cabezas, me preguntaba si tendría fin aquella manhana.
El incendio en el centro comercial y las mujeres que vendían fruta se arremolinaban en mi mente como un carrusel, en esas pocas horas tuve una especie de diarrea de ideas, mis botas se metían en el fango y mis brazos que casi alcanzaban mis rodillas del cansancio habían dejado caer la poca lenha que habíamos recogido, mas tarde, por seguro, se iban a avalanzar contra mi y a palearme con un tronco y enviarme a recoger del camino aquello que no podía sostener, pero qué me importaba entonces, el sol se escapaba de nosotros y se adelantaba unos pasos, nunca pudimos tocarle y el viento helado que nos cogía nos estaba perforando las espaldas. mis pensamientos se volvían una vez y otra sobre el rostro de la muchacha de la fotografía, un colorido ramo de flores en un cesto, la pregunta jactanciosa acerca de nuestra visita, más que eso diría, una casualidad, una torpe decisión de parar en la carretera y meternos adentro, donde se asienta la gente, un triste error pelear con el tendero, gritar, matar, huir. no era el tumulto ni la violencia de los actos de ellos lo que me producían un sinsabor, más que eso, acongojamiento, ansiedad, miedo, lo que me disminuida en la caminata era la familiaridad del rostro de ella, su sonrisa paciente, el consuelo de su resignación. ese rostro, parecía haberlo visto en un espejo, confundiendose con el rayo de sol que atraviesa una ventana, una casa, en un vecindario, en una ciudad, cerca a una carretera, a donde llegan desconocidos, donde arman un tumulto, donde terminan quemándolo todo, de donde huyen por el desierto, alejándose más de su destino final.

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