stright back: la dealer, el pintor y el escritor


Mister T esperaba sentado en una mesa cerca de la puerta de la cocina, habían abierto la cava y estaba esperando un vino de 1968 para celebrar su cumple número cuarenta, tenía un plato de pistachos traidos de la india y un blackberry con mi mensaje. Me aventuré a enviarle un mensaje cursi, felizmente a la vejez se estaba volviendo tolerante.
me presenté nervioso, me senté en la silla libre frente a un plato exiguo -esas extranhas ideas de los chefs modernos me parecen insostenibles, pero dado que él escogio el lugar yo solo tenía que acceder a lo que fuera, acababa de regresar de una galería que me dejó algo perturbado -y a eso accedo inmediatamente ahora que se hace necesario.

Nunca fui gran companhero de ninguno de los classmates con los que compartí cinco anhos de mi vida academica, mas bien una perdida de tiempo, mis intereses estab puestos en hombres, en gays, y de ellos muy poco había en el recinto, o los habían pero requerian fuerza titanica para decepcionastes resultados, y las mujeres nunca me parecieron atractivas intelectualmente, se manejan en varios escenarios y al final lo reducen todo a las emociones, he visto desmoronarse el atrio de ideas en cuando una botella de mas les hacer ver que son incapaces de lidiar con sus propias inseguridades. las mujeres me aburrian.
esa tarde entré a una galería y me econtré con K, una mujer esbelta que tenía los ojos hundidos como metiéndose lentamente hacia el interior de su craneo, la boca... bueno que más dá, atractiva seguramente. no sabia que la iba a encontrar, me mandaron con las fotografías del edicio -los arquitectos poco explican a sus empleados-. inmediatamente me informa de nuestro pasado comun, la universidad, los profesores y vamos por un recuento concienzudo de todos nuestros companheros; mi entusiasmo se limitaba a saber, finalmente y sin rodeos quién seguía siendo gay, quien de los que obviamente habían tenido la gentileza de get along with me. inmediatamente ella me confesó que uno de nuestros companheros vendría a verla, ahora que era pintor se reunirían más tarde.
ahora que era pintor, me pareció demasiado curioso que las artes le hayan permitido convertir esa inocencia y timidez en foragida alienación y presuntuosa "liberación".
lo vi entrar minutos despues a la habitación donde estábamos -yo, un hombre de mediana alatura, ojos negros, cabellos tipo lechugón, lentes para la computadora, polos gap y converse, gay- y un olor a pachuli se espació por el salón, sus manos se sosteníán a la altura de la cintura con el codo flexionado como si alguien fuera a tomarla para... besarla? y sus dientes tan limpios como si pasara horas con el hilo dental que las encias enrojecían por el tratamiento, los cachetes como si hubieran hecho un transplante de piel de pompis de bebe hacia su rostro, una chalina que le rodeaba el cuello en pleno otonho a 22 grados celsius/, era so gayish que me ofendía.
sus ojos brillaban como si yo fuera un nuevo advenedizo.
Abrí bien los ojos, su cuerpo habia cambiado, le pregunté qué había sido de su vida, y me dijo que decidió dejar la facultad y dedicarse a lo que realmente lo hacía feliz -lo que realmente lo hacía feliz, qué obsesión tiene la gente con la felicidad?/-, y que ahora vivía de su arte.
el tiempo se detuvo para mi, viajé al pasado para encontrar un solo detalle que me hayan hecho ver que efectivamente este nuevo ser que veía delante mío surgiría en algún momento, no hallé nada.
cuando hubieron terminado sus asuntos, se despidió de esta senhorita, y ella mirándolo desde la ventana mientras el nuevo pintor se ponía lentes oscuros cuando no habia sol// me hizo recordar por qué nunca se me ocurrió ponerle nada encima.
-no sabía que era gay.
-él no es gay, simplemente no puede manejar a las mujeres.
CAminé como un caballo que ha perdido al jinete, por una pampa con flores amarillas, retamas en tooodo el horizonte, mis riendas colgando, mi cola espantando moscas, ay que triste es verse enganhado sin ser senhalado. perdí el rumbo, cuando volvi a mi forma humana estaba en el parque italiano, bastante lejos del malecón, y mister T seguramente planeando otra cita a ciegas.
Al llegar no se me ocurrió mejor idea que iniciar la conversación de manera que me hallara interesante.
-me demoré un poco porque me encontré con un viejo amigo de la universidad, X, ésas amistades de juventud no siempre persisten, pero ésta, increible, X parecía haber encontrado en mi nuevamente al gran amigo que siempre fui para él -(ahí me fui de boca)-
-amigos? tu y X?
-yes sir/, como en las peliculas de hollywood, haha
-increible, la juventud es misteriosa....
-e irresponsable.
Mister T de pronto tornó su rostro como si acabara de probar un pastel que por fuera se ve muy bien y termina siendo ordinario.
No sé, debió ser el vino o mi falta de temas de conversación pero mister T siempre se inclinaba por saber más de mi "amistad" con X, y no es que no lo conciera y no tuviera cosas que contar, pero no diría que era particularmente mutuo o fiel, vamos todos sabemos que de la verdad existen varias versiones.
ni el regalo que le compré por su cumple hizo tal impacto en él como cuando le dije que cierta vez habiamos dormido en el mismo sleeping bag porque el suyo se mojó con una gotera en la posada, en esas posadas puercas que hay en el norte.
-quiero que me lo presentes un día.
entonces recordé a la dealer.
-seguro puede hacerte un retrato.

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