la cueva

tuve que llevar mis propios utensilios. cuando los saque de la bolsa, todos los ojos envueltos en sangre se abrieron hacia mi y las miradas zurcaron el humo de los cigarros. les dije que mi dios no me permitiría, en aquella misión, usar de otros hombres, las posesiones. se quedaron penssándolo un momento y luego me ignoraron como a una mosca sobre la sangre del toro recien muerto.
"no importa la sangre que deje correr, cuando el gato me ataque lo voy a estrangular. no importa la sangre que vaya a perder".

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